Desde la primera vez que vi un nautilus, algo hizo clic en mi cabeza. No era solo la elegancia de su caparazón, sino la forma perfecta en que las espirales crecían y se expandían. Esa proporción, conocida como número phi o proporción áurea, me gusta. Y me gusta mucho. Me gusta porque, en cada trazo y en cada curva, exhibe un equilibrio perfecto entre ciencia y arte, entre lo matemático y lo estéticamente placentero.
La secuencia de Fibonacci y el número phi
El número phi, aproximadamente 1,6180339887…, nace de una relación muy simple dentro de la secuencia de Fibonacci. Cada número en esa serie es la suma de los dos anteriores: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13… Si dividimos un número de Fibonacci por su predecesor, cuanto más avanzamos, más nos acercamos a PHI. Esa convergencia mágica explica por qué aparece una y otra vez en la naturaleza —en conchas, girasoles y hasta en la disposición de pétalos— y por qué nuestro cerebro lo traduce como belleza pura.
El número phi en la arquitectura
En arquitectura, PHI ha sido la brújula secreta que guía las proporciones de grandes iconos. El Partenón de Atenas, por ejemplo, exhibe ratios casi exactos con esta proporción. Al diseñar edificios, usar phi significa guiar la mirada del espectador hacia puntos focales armoniosos, logrando espacios que se sienten “correctos” sin que sepamos exactamente por qué. Ese equilibrio visual reduce la carga cognitiva y hace que caminemos por ellos sintiéndonos naturalmente a gusto.
El número phi en el diseño gráfico, obvio.
En diseño gráfico, maquetación, diseño de logotipos y composición gráfica, phi ayuda a decidir dónde ubicar los elementos gráficos, las imágenes y los bloques de texto.
Imagina un folleto: al dividir su área según phi, emergen zonas de alto impacto visual y áreas de descanso para el ojo. Las marcas que adoptan esta proporción, a menudo sin quererlo reconocer, verán un aumento de la retención de marca y la claridad de su mensaje. En mi experiencia, trabajar con grids fugados en proporción áurea agiliza el proceso creativo y da como resultado piezas con un pulso visual equilibrado.
¿Y en el diseño industrial?
El uso de phi en el diseño industrial es, para mí, casi intuitivo. Desde el diseño de carcasas de dispositivos electrónicos hasta la ergonomía de una silla, esa relación áurea se siente como la medida justa para encajar componentes y superficies. Si os fijáis en los objetos cotidianos (y aquí enlazo con Donald A. Norman), os daréis cuenta de que aquellos que siguen esta proporción resultan más ergonómicos y agradables al tacto y a la vista. Los fabricantes suelen verlo como un extra de sofisticación —aunque, para mí, es la base de una experiencia de usuario genuinamente placentera.
Y sobre todo, el número phi en la Naturaleza
La naturaleza ofrece ejemplos infinitos de phi. Las escamas de una piña crean una espiral basada en Fibonacci; las semillas del girasol forman un patrón de doble espiral que maximiza la exposición solar; incluso los huracanes y las galaxias revelan esas curvas expansivas. Cuando miras a tu alrededor con este conocimiento, te das cuenta de que phi está en todas partes, y de que esa proporción (conocida también como proporción áurea) hace las cosas más bellas y agradables.
Phi en el diseño digital
En el ámbito digital, las interfaces web y de apps también se benefician de esta proporción. Colocar imágenes y bloques de contenido según PHI no solo hace que todo “respire” mejor, sino que mejora la tasa de clics y la retención de usuarios. En proyectos de usabilidad se han medido incrementos de hasta un 20 % en conversiones solo reconfigurando las proporciones de los call-to-action y menús.
Y la curiosidad no se detiene: phi hoy encuentra aliados en la inteligencia artificial. Herramientas que generan composiciones visuales utilizan este ratio para proponer layouts armoniosos al instante. Los algoritmos de visión artificial lo reconocen para ajustar automáticamente marcos de fotos o vídeos, y los motores de recomendación lo usan para mejorar la estética de los carruseles de productos. Como veréis el número phi sigue muy presente en el siglo XXI, fusionando tradición y vanguardia.
